La calle Ministriles no es sino la calle Ministriles.
Y punto pelota. Parece que el Ayuntamiento de Madrid hubiese querido, con este gesto, cortar de raíz las iniciativas que últimamente estaban surgiendo en la capital, consistentes en poner a plazas casi inexistentes nombres de gente no reconocida, o de simples ciudadanos de a pie. Ni que todos fuéramos Antonios Vega... La gente qué se ha creído, habrán pensado en el consistorio.
Pues sí, allí donde durante un tiempo estuvo la Plaza de Xosé Tarrio, y prácticamente en los mismos lugares donde figuraban las placas que le daban nombre, lucen ahora sendos letreros que anuncian y casi sentencian que el susodicho rincón de Lavapiés en el que se cruzan las calles Calvario y Ministriles no es sino el ensanche de esta última. Y punto pelota. Y no se hable más. Aquí los nombres de plazas y calles los deciden y los ponen ellos. Qué nos habremos creído los demás.
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