E1000ink en la Plaza de Agustín Lara
Es el caso, obviamente, de E1000ink. Sus trabajos de calle, casi imposibles de documentar de manera exhaustiva, consisten en muchos casos en tres o cuatro trazos rápidos que, dispuestos sobre una determinada superficie, convierten en unos minutos un desconchón, una capa de pintura institucional o una pared con un par de ventanas por ojos, en un personaje de mirada a menudo simpática, otras veces penetrante, pero siempre impactante de una u otra manera. Que me lío.
De su trabajo más reciente me ha encantado su intervención en la Plaza de Agustín Lara, en Lavapiés. Un frío (y gris) cubo de cemento se ha transformado de repente en un personaje entre vigilante y entrañable, que interactúa mediante su mirada con la actividad de la plaza: parece acompañar a los indigentes, disfrutar con los juegos de los chicos del barrio; incluso a veces diría que saluda brevemente cuando pasamos por delante. Toda una delicia.
Las imágenes son las imágenes, pero lo que merece la pena es acercase a verle.