A veces uno interpreta mal los descubrimientos. O tal vez sería más correcto decir que en ocasiones lo que uno considera un descubrimiento se queda en nada cuando ello le lleva a encontrarse con el verdadero hallazgo. No sé si me explico. Es un poco (o bastante, o todo) lo que me ha venido a pasar con Neorrabioso. Lo cuento.
Un par de pintadas en la calle: el estilo de las pintadas políticas de toda la vida pero dadas una vuelta, igual de antiestéticas pero sazonadas de contenido, de humor, de ingenio, de mordacidad,;de poesía, vamos. No es un "ni dios ni amo", es un "tus caballos se mueren por falta de viento"; no es un "sobra policía, no inmigrantes", es un "inmigracias"; no es un "no a la guerra", es un "¿occidónde?". Bastante descubrimiento, podríamos decir.
Pero lo mejor viene cuando a uno le da por googlear neorrabioso y con lo que da es con
un blog en el que las pintadas de calle se convierten casi en una nimiedad: un blog lleno de
troyas literarias, como
la de Julio César Londoño contra Vargas Llosa, de
arcadias literarias (en mucho menor número), como
la de Juan Carlos Botero a favor del mismo Vargas Llosa, de
anecdotarios de escritores, como aquel en el que
varios adivinos predijeron a Truman Capote que iba a morir ahogado,u otro en el que
Neruda declara a los periodistas que García Márquez merecía el premio Nobel más que él, o aquel en el que
Delibes se niega a firmar su libro a un perro; y
traducciones, y poemas, y poemas, y poemas, sean o no "
Alegría por los escotes de Anna Simón", sean o no "
Las mujeres combate", sean o no "
Yo jugué diecisiete años en Los Ángeles Lakers". Todo ello publicado a un ritmo que convierte a Neorrabioso en la pesadilla del lector apresurado, que ve cómo acumula y acumula sus entradas marcadas con una estrella amarilla en el
Reader.
La calle, claro
también está documentada. Y es entonces cuando las tres pintadas que te has encontrado vuelven, de otra manera, a convertirse en un porcentaje nimio de este tsunami creativo. Buf.