Rosh | In Words We Trust
A mediados del pasado mes de diciembre, con la Navidad ya prácticamente instalada en Madrid, Rosh intervino seis marquesinas del centro de la ciudad, retirando la publicidad y dejando en su lugar una serie de mensajes, infinítamente más amables ("pensamientos personales e íntimos", dice él) y acogedores. Esta misma semana, Rosh ha publicado un vídeo de la acción, vídeo de cuya imagen y montaje es responsable Jaime Alekos. Os lo dejo aquí debajo.
En palabras del propio Rosh: "Pensamientos personales e íntimos, que adquieren una lectura anti-publicitaria al irrumpir en un espacio destinado exclusivamente al consumo. Sorprende lanzar botellas al mar para encontrar respuestas anónimas en forma de sonrisas y recuerdos. Acción y palabras fundidas en un degradado de luz y color."
A continuación, las imágenes que de esas mismas marquesinas tomé en aquellos días de frío y (ya para entonces) aglomeraciones.
2 comentarios:
Lo de intervenir espacios publicitarios tiene ya ciera historia en el arte callejero...como "culture jamming" intersecta también con el arte político y el conceptual. En este caso específico, las palabras escogidas por Rosh podrian perfectamente ser las mismas de esa subjetividad remedada, quizá construída, por la publicidad.Pienso que cuando él declara que son pensamientos personales e íntimos, esá siendo irónico de una manera suficientemente sutil, pues más de alguien le creerá. Obviamente estas frases son lugares comunes que uno puede encontrarse en un papelito trasmitido entre amantes que se conocieron ayer, en el ensueño de la nana que oye la radio, en la agenda de la pre-adolescente y que son patrimonio inmaterial de una cultura de masas en que lo cursi se adentra en la piel sin necesariamente uno quererlo. La tipografía elegida, en cuanto a su color y forma, sugieren la intencionalidad del engaño bien logrado por parte de Rosh. Posiblemente los receptores del mensaje esperarán en vano la seguna parte de lo que habrán interpretado como una campaña publicitaria intimista y delicada, con cierto refrescante misterio romántico bien diseñado, que como toda buena publicidad, apela directamente a "mí".
Vaya cursilada.
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