Salir de la oficina de empleo y bajar la calle hasta la parada de metro más cercana para acercarme luego a otro de esos barrios descafeinados de mi ciudad en el que llevar a cabo otro trámite burocrático más. Y entonces, antes de llegar, descubrir un fantástico vacío de cielos despejados y paredes de cemento gris coronados con letras de imprenta que se elevan hasta el sol. Ver algunos nombres conocidos y algunas formas cercanas. Parar para hacer algunas fotos y tener que parar de nuevo a la vuelta de la esquina, y querer caracolear un poco, casi sin tiempo, en busca de más, y encontrar puertas ciegas y dobles señalizaciones, y ver allá al fondo lo que parece un túnel ciego lleno de colores, bajo la vía del tren y sobre una exigua sombra rodeada del más plano de los soles. Y hacer esos ¿doscientos? metros (llego tarde, verás) por no quedarme sin saber qué es y cumpliendo escrupulosamente ese "venga, por si acaso" y aquel "nunca se sabe". Hacer fotos, agradecer infinito un gran angular prestado y tener una conversación surrealista. Correr a coger el dichoso metro y llegar al barrio descafeinado con la tarjeta de memoria llena de cemento, ladrillo y colores. Segundo trámite y a casa.
¿?.
Sue.
Nelio.
Conversación en la garita:
-¡Eeeeeh! ¡Eeeeeh! ¡Tchst! ¡Tchst!
[Ya está, alguno que ya me va a llamar la atención por hacer fotos]
-¿A qué venimos?
-A hacer fotos uas fotos al mural...
-Ch ch ch ch ch ch ch... [negando y entornando los ojos], no vale la pena gastar carrete en eso... ch ch ch...
-No le gusta, ¿no?
-Hombre, si fuera algo natural... no sé, pero fantasía... ch ch ch ch ch ch ch... [negando y entornando los ojos]
-¿Lleva mucho tiempo ahí o qué?
-Pfffff... [cara de quémismoda]. Pero que no, que no merece la pena gastar carrete. ¿Y has venido a esto?
-No, pero lo he visto de lejos y me he acercado...
-Pues nada, luego avisas a los del... Museo del Prado...
-Lo haré, a ver qué dicen. Con lo que me digan vuelvo a contarle. Hasta luego, buen día.
-Ch ch ch ch ch ch ch...