Blu | El campo de cebada

[a través de una pequeña ventana abierta a mi ciudad desde una no-ciudad junto al mar]

A veces hay cosas que te hacen pensar que nada es como solía ser. Por ejemplo, cuando te enteras de un nuevo mural de Blu en Madrid casi por casualidad y pasan los días y no te sientes al borde del ataque de nervios por no ir a verlo inmediatamente. Pero en realidad, después de acercarte a verlo y hacer las fotos necesarias, descubres que nada ha cambiado, que todo sigue como estaba, que pese a tu reciente y creciente aprecio por las cosas pequeñas, Blu sigue siendo Blu y tú sigues siendo tú, tal vez apenas un poco más mayor.

Después, ya en el ordenador, piensas en hacer resumen y contexto, en hablar de la obra del Manzanares, o de aquella de la primavera de 2006, o en relatar tal vez la narrativa de esta nueva pieza, asomándote al significado, mirando a tu alrededor. Pero no. Mejor la obra en vivo, al alcance de la mano, de los dedos, en realidad. Y si no, las imágenes.